No soporto a los hijos de mi pareja

No es raro que, en alguna conversación con conocidos, se repita la misma frase “No soporto a los hijos de mi pareja”. Para poder iniciar una relación con una persona que tiene hijos, debemos de asumir que para esa persona sus hijos siempre serán lo primero. Debería de aceptar de una forma muy madura, que, aunque esos niños no sean su responsabilidad, en mayor o menor medida deberá de interactuar con ellos y formará parte de su entorno. Cuando la relación de nuestros hijos con nuestra pareja no es buena, es momento de iniciar una conversación antes de que la situación vaya a peor. Si sus motivos son justificados, no debemos invalidarlos, debiendo buscar soluciones para que los problemas se puedan solventar. Si por el contrario, sus motivos no son justificados, alegando que tus hijos son una incomodidad, en ese caso deberás de replantearte la relación y tomar una decisión, pues de continuar, lo más probable es que la convivencia familiar esté llena de conflictos.

Comprender la Dinámica Familiar –

La integración de una nueva pareja a la familia conlleva una adaptación para que puedan conocerse. Lo mejor es que se inicie poco a poco, para que así los hijos no sientan que están abordando su espacio. Nuestra pareja deberá de entender que cada familia tiene sus normas en casa, y tendrá que hacer por adaptarse. Esto no quiere decir que deba de aceptar todo, pero si deberá de aceptar cual es la forma en la que funciona nuestra familia. Los conflictos más comunes, son la forma de educar, los celos y las diferencias culturales. Respecto a la forma de educar, son los padres los que deben de educar a sus hijos y nosotros podremos dar nuestra opinión a nuestra pareja, respetando que pueda ser diferente y que no es nuestra función. Si el problema son los celos, es importante ser comprensivos e intentar reforzar el vínculo con nuestros hijos. Podría ayudarnos el realizar más actividades a solas con nuestros hijos, para que así sientan que ellos también tienen su espacio. En los casos en los que los problemas son debidos a diferencias culturales, lo ideal es no imponer a nuestros hijos, sino que lo vean como una oportunidad de aprender y crecer entendiendo diversas formas de vida, pensamientos y valores. Esto último podría suponer un gran desafío, pero con respeto y comprensión se podría lograr un ambiente familiar enriquecedor.

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Comunicación Abierta con tu Pareja –

Mantener una buena comunicación es la base de cualquier relación, independientemente de si se tienen hijos o no. Hablar libremente con tu pareja de los problemas que puedan surgir, debería de ser lo más natural siempre que se haga con respeto. Exponer nuestra forma de pensar, no debería de ser un conflicto. Lo mejor es evitar mantener conversaciones en momentos tensos, y esperar a que la situación esté más tranquila, para así no discutir en caliente. Deberemos escuchar para comprender y no sólo para responder. Evitar utilizar las palabras “tu”, “siempre” o “nunca”, pues de esta forma la otra parte puede sentirse atacada. No presupongas nada, tu pareja no tiene acceso a tu mente, y no puede adivinar tus pensamientos. Respeta la opinión del otro, nadie tiene la verdad absoluta y es posible que tengamos formas diferentes de ver las cosas. Cuida tu comunicación verbal y no verbal, evita los gritos, los aspavientos con las manos y cualquier gesto pueda incomodar a la otra persona. Se trata de busca una solución a un problema que tenemos en común, no de una guerra entre ambos. Si has cometido algún error, reconócelo y háblalo con tu pareja para intentar que eso no vuelva a ocurrir. El problema mayor de muchas parejas es que no saben comunicarse y el problema inicial pasa a ser un problema más en medio de una discusión en la que ambos buscan tener la razón. No se trata de tener la razón, se trata de buscar una solución al problema para que los todos podamos estar bien.

Estrategias para Mejorar la Convivencia –

La convivencia familiar puede suponer todo un desafío en familias en las que los caracteres son muy diferentes. Los conflictos familiares influyen en el comportamiento y desarrollo personal de cada uno de los miembros. Mantener una armonía familiar, es vital para poder tener una buena convivencia.

Para favorecer unas relaciones familiares buenas, aconsejamos:

Favorecer la comunicación: Una buena comunicación donde el diálogo, las charlas habituales y las reuniones familiares tengan peso. Nuestros hijos deben de sentirse con confianza, para poder manifestar cuales son las cosas con las que no están cómodos sin miedo al enfado. Entender los sentimientos de la persona que expone el problema, podría ayudarnos a entender que es lo que ha ocurrido y las razones por las que no está conforme.

Respetar el tiempo del otro: Cada miembro tiene sus rutinas, actividades y responsabilidades en el hogar. Si nuestro hijo habitualmente sale con sus amigos los viernes por la tarde, entendemos que ese día su implicación en las tareas del hogar será menor. Planificar y organizar las tareas domésticas, es algo que podemos hacer de forma conjunta entre todos, para que así todos podamos disponer de nuestro propio tiempo y colaborar con las tareas y responsabilidades del hogar.

Aceptar los gustos diferentes: Nuestros hijos no tienen porque tener nuestros mismos gustos. Aceptar y respetar la individualidad de cada uno es básico. Somos familia, pero evidentemente, somos diferentes personas y es normal que cada uno tenga unos gustos distintos.

Mantener el orden: Mantener un hogar ordenado, nos ayudará a que la convivencia familiar sea más tranquila. Cada miembro familiar deberá de tener asignada una tarea, para que de esta forma no recaiga toda la responsabilidad del hogar en un solo miembro, que generalmente suele ser la madre. Si todos cooperamos en las tareas del hogar, haciendo un poquito cada uno, podremos mantener el hogar ordenado y todos podremos disponer de tiempo para hacer nuestras actividades o descansar.

Pasar tiempo en familia: Disfrutar de la compañía de nuestra familia, pasando tiempo de calidad juntos. Hoy en día, con el trabajo y la rapidez en la que vivimos, disponemos de poco tiempo para poder disfrutar en familia. Lo ideal es planificar algún momento en el que podamos disfrutar de tiempo de calidad todos juntos, para relacionarnos y expresar como nos sentimos.

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Buscar Ayuda Profesional –

Cuando los conflictos familiares se escapan de nuestras manos y no podemos solucionarlos, podemos pedir ayuda profesional para que nos ayude a resolverlos. Un buen profesional podrá orientarnos para poder sobrellevar mejor los problemas familiares y ayudarnos a tener una convivencia sana. Si la relación con los hijos de nuestra pareja no es buena, como adultos, recurrir a la ayuda de un profesional, es una buena idea, además de que muestra interés por tu parte de tener una armonía. La convivencia con los hijos de tu pareja no tiene porque ser algo malo, deben de ver en ti a una persona en la cual pueden confiar y tener una relación de amistad.

Considerar Opciones a Largo Plazo

Si tu pareja no acepta a tus hijos, es un momento de inflexión donde debes de valorar si continuar con la relación o si puede haber alguna solución al respecto. Si tu pareja no tiene intención de buscar alguna solución, lo mejor es terminar esa relación. Al iniciar una relación con una persona que ya tiene hijos, acepta que tus hijos son lo primero y que viene a aportar, no a destruir. Si por el contrario, tiene intención de resolver y ofrece soluciones, tendremos que tener la mente abierta y valorar que quiera continuar con la relación y buscar entre todos alguna solución para que los conflictos familiares terminen. Valora si a largo plazo ves capacitada a tu pareja para poder entender el modelo familiar, si no es así, lo mejor es terminar la relación.

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